¿Por qué no se me pasa este dolor?
- Ana San Martín
- 31 ene 2021
- 6 Min. de lectura
¿Tienes algún dolor articular, muscular o tendinoso que no mejora? ¿El dolor comenzó sin una causa aparente y poco a poco comenzaste a prestarle atención porque te limita en tu día a día?
En ese caso, este blog te puede interesar porque vamos a hablar de este tipo de lesiones o dolores que aparecen gradualmente y no tienen un origen claro. Vamos a ver las características de éstos, las posibles causas y algunas medidas para prevenirlos de forma general.
Este tipo de dolor se caracteriza porque no se reduce con el uso de antiinflamatorios. Además, aunque vayamos al fisioterapeuta u osteópata la mejoría que notamos es temporal, ya que a las pocas horas o días el dolor vuelve.
También puede ocurrir que, a lo largo del día, especialmente por la noche mientras dormimos, este dolor haga que nos sintamos incómodos y nos despertemos, invitándonos a mover la zona afectada. En este sentido éste es un dolor que mejora con el movimiento, pero de forma moderada, porque si nos pasamos tendremos más dolor y probablemente se produzca una inflamación en la zona.
Las causas de estos dolores pueden ser muy variadas, así que vamos a comentar 3 de ellas, las más relacionadas con la psiconeuroinmunología (PNI), aunque evidentemente no son las únicas.
1-Dolor referido visceral
En este sentido, el sistema nervioso autónomo o vegetativo simpático, controla sin que nosotros nos demos cuenta nuestros órganos y articulaciones. Para ello, existe en nuestro cuerpo un cableado que une tanto a los órganos como a las articulaciones a la médula espinal. Ésta está dividida en distintos segmentos y cada uno de ellos se gobierna de forma individual. Por lo tanto, los órganos y articulaciones conectados mediante el sistema nervioso autónomo a un mismo segmento medular estarán relacionados [1].

Un ejemplo típico de relación órgano-articulación a este nivel es el del hígado y el hombro derecho, así que vamos a utilizar este ejemplo para seguir explicando esta relación.

En caso de que el hígado tenga una mala función sin llegar a ser enfermedad, sea por la causa que sea, este órgano va a mandar una señal al sistema nervioso de que algo no va bien. Entonces el sistema nervioso simpático en una etapa inicial, lo que va a hacer es hacer llegar una mayor cantidad de sangre para intentar resolver el posible problema en el hígado [2].
Hasta aquí todo bien, pero, ¿Qué pasa si ese problema no se resuelve y se mantiene en el tiempo? Pues que la respuesta del simpático va a ser la contraria, es decir la de cortar el grifo de sangre, pero esta llegada de sangre no solo se va a ver limitada para el hígado, sino también para la articulación del hombro, ya que estos se gobiernan desde el mismo segmento medular [1]. Esto a nivel de la articulación provocará una vasoconstricción que generara una menor llegada de oxígeno a los tejidos del hombro y, en consecuencia, éstos sufrirán una pérdida de calidad y elasticidad, la cual podría incluso provocar una degeneración de ese tejido, produciendo una fibrosis. Por ello a este tipo de dolor le vamos a llamar dolor hipóxico.

Teniendo esto en cuenta, ahora se entiende por qué el movimiento suave alivia el dolor. Así pues, al mover la articulación afectada, hacemos llegar más sangre y oxígeno a los tejidos afectados. Sin embargo, si nos pasamos de intensidad, dada la mala calidad del tejido, se pueden producir micro-lesiones que hagan desencadenar un proceso inflamatorio y entonces, notaremos un dolor agudo inflamatorio.
Por otro lado, también se explica por qué los antiinflamatorios no hacen efecto, y es porque este dolor no se debe a un proceso inflamatorio, sino a una ligera hipoxia en el tejido.
Entonces, teniendo en cuenta que la causa del dolor en la articulación es la disfunción en un órgano, hasta que ésta no se resuelva el dolor hipóxico referido en la articulación correspondiente no va a desaparecer.
Como ejemplos más habituales de relación de órganos y articulaciones a nivel del sistema nervioso simpático se pueden mencionar:
Estómago: cervicales, brazo izquierdo, escápula izquierda
Hígado: brazo y hombro derecho
Parte alta del intestino: región lumbar
Intestino grueso: región lumbar baja, glúteos, piramidal, caderas, rodillas
Ovarios: cadera, región lumbar baja, parte interna de rodillas
Riñones: región dorsal, caderas, psoas, parte externa de rodillas, calambres en los gemelos y dolor en la planta de los pies
2- Inflamación de bajo grado
Tal y como se comentó en el blog anterior, el hecho de que existan distintos “focos de inflamación” de forma constante en otras partes del cuerpo, hace que el sistema inmune se encuentre alerta. Esto provoca que el ambiente citoquímico global, que es el que determina como va a actuar el sistema inmune [3], no sea tolerante y que se dedique a crear más inflamación y destrucción en lugar de a labores de reparación de tejidos.
Además, a nivel sistémico, este ambiente citoquímico mantenido en el tiempo, puede provocar la disfunción o enfermedad de algún órgano [4,5,6]. Enlazando con la causa anterior, el dolor referido visceral, la inflamación de bajo grado podría ser una de las múltiples causas que explicarían por qué estos órganos afectados no funcionan correctamente.
Las causas de la presencia de inflamación de bajo grado son muy variadas y pueden ir desde una mala alimentación, presencia de otras patologías que cursan con inflamación, SIBO o disbiosis intestinal, obesidad, estrés mantenido en el tiempo, etc. Por ello creo que merece la pena hablar de ellas en otro futuro blog.
3-Mala resolución de procesos inflamatorios (lesiones cronificadas)
Un proceso de inflamación de una lesión mal resuelto, nos puede llevar a tener una mala calidad de tejido, lesiones repetitivas y finalmente generar fibrosis en el tejido [7]. Este tejido fibrosado no va a tener una buena cargabilidad ni elasticidad.
Esto explica por qué al aumentar el movimiento o la carga de estos tejidos afectados se produce dolor y se genera de nuevo una inflamación. Tal y como explico en el blog anterior, si no le damos al cuerpo lo que necesita para resolver esta nueva inflamación y regenerar el tejido como debe de hacerlo, el cuerpo no va a poder repararlo y se generará más fibrosis, perpetuando así este dolor.
¿Y qué medidas se pueden tomar para mejorar el dolor?
Pues para afinar en el tratamiento, siempre habría que tener en cuenta las causas concretas que pueden estar provocando la disfunción de los órganos, los procesos de inflamación de bajo grado o la mala resolución de los procesos inflamatorios.
Pero de forma general podría decirse que, mejorando la alimentación, mejorando la hidratación, mejorando la inflamación en el tubo digestivo, mejorando la capacidad de detoxificación de tóxicos y hormonas. Realizando ejercicio físico con el estómago vacío, tratando las diferentes disbiosis intestinales, controlando el estrés mantenido en el tiempo, entre otras tantas cosas, este dolor hipóxico podría mejorar mucho o incluso desaparecer.
En resumen, darle al cuerpo lo que éste necesita para volver a funcionar correctamente.
Ya sabéis que si necesitáis ayuda podéis contactar conmigo en www.pnientusmanos.com y que os ayudaré encantada.
Espero que os haya parecido interesante este blog.
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BIBLIOGRAFÍA:
1-Giamberardino, M. A., Affaitati, G., & Costantini, R. (2010). Visceral referred pain. Journal of Musculoskeletal Pain, 18(4), 403-410.
2-Craig, A. D. (2002). How do you feel? Interoception: the sense of the physiological condition of the body. Nature reviews neuroscience, 3(8), 655-666.
3-Raison, C. L., Capuron, L., & Miller, A. H. (2006). Cytokines sing the blues: inflammation and the pathogenesis of depression. Trends in immunology, 27(1), 24-31.
4-Repaci, A., Gambineri, A., & Pasquali, R. (2011). The role of low-grade inflammation in the polycystic ovary syndrome. Molecular and cellular endocrinology, 335(1), 30-41.
5-De Jong, P. E., Verhave, J. C., Pinto-Sietsma, S. J., & Hillege, H. L. (2002). Obesity and target organ damage: the kidney. International journal of obesity, 26(4), S21-S24.
6-Cani, P. D., Osto, M., Geurts, L., & Everard, A. (2012). Involvement of gut microbiota in the development of low-grade inflammation and type 2 diabetes associated with obesity. Gut microbes, 3(4), 279-288.
7-Serhan, C. N., & Chiang, N. (2004). Novel endogenous small molecules as the checkpoint controllers in inflammation and resolution: entree for resoleomics. Rheumatic Disease Clinics, 30(1), 69-95.
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