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¿Por qué no me recupero de esta lesión aguda?

  • Foto del escritor: Ana San Martín
    Ana San Martín
  • 24 ene 2021
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 30 ene 2021

¿Tienes alguna lesión provocada por un golpe, traumatismo o intervención quirúrgica que no consigues mejorar?


Los traumatólogos te dicen que no pueden hacer nada, los fisioterapeutas y osteópatas te dicen que no entienden por qué no acabas de mejorar, y además estás trabajando con un preparador físico experto en rehabilitar lesiones y aun así no hay forma de llegar a estar bien del todo porque la inflamación del tejido y el dolor siguen estando ahí provocándote limitaciones en tus movimientos y en tu día a día…


Si es así, este blog te va a interesar.


En este sentido, es cierto que existen distintos tipos de lesiones y de dolores. En este blog nos vamos a centrar en aquellas lesiones que aparecen de forma aguda tras un mal gesto, traumatismo, o intervención quirúrgica. En posteriores blogs trataremos otro tipo de dolores y lesiones que tienen otro origen distinto.


Entonces, centrándonos en lesiones agudas, lo que ocurre en nuestro cuerpo tras recibir ese impacto o “agresión” es que comienza el proceso inflamatorio. Por ello, al dolor generado en este tipo de lesiones le vamos a llamar dolor inflamatorio. Este es un dolor que empeora con el movimiento, de tal manera que, si se mueve la zona afectada, se genera más dolor e inflamación.


Dentro de este contexto vamos a ver:

1- Qué ocurre en nuestro cuerpo durante el proceso de inflamación

2- Con que finalidad ocurre

3- Cómo debería transcurrir este proceso si todo fuera bien (hacia la regeneración del tejido)

4- Causas por las que el proceso inflamatorio no se resuelve correctamente

5- Estrategias alimentarias para apoyar al proceso de resolución de la inflamación d forma general


Vamos a comentar lo que debería de ocurrir si todo fuera bien. Así pues, tras el traumatismo, comienza el proceso de inflamación, cuya finalidad última es conseguir la regeneración del tejido dañado. Para ello durante este proceso, en primer lugar, se busca “retirar los escombros” de la zona del accidente, para posteriormente realizar una serie de cambios a nivel local que permitan al tejido regenerarse.


Este proceso comienza con una enzima, la fosfolipasa A2, la cual libera el ácido araquidónico una grasa de origen animal presente en las membranas de nuestras células. A partir de este ácido por dos rutas enzimáticas distintas se generan dos compuestos activos: leucotrienos (LT) por la vía de la lipooxigenasa y prostaglandinas (PG) por la vía de la ciclooxigenasa [1].


De forma resumida, los LT van a terminar de “destruir el tejido” y “limpiar la zona” para que se pueda crear tejido nuevo, activando al sistema inmune para poder utilizar algunas de sus células en esta tarea y para prevenir posibles infecciones.

Por otro lado, las PG van a ir acumulándose y generando inflamación hasta alcanzar un máximo que marcará una señal de STOP inflamación que tendrá efecto local sobre el ADN de ese tejido y que activará otras rutas enzimáticas encaminadas a resolver la inflamación y a regenerar el tejido.

Así, comienzan a producirse lipoxinas también a partir de este ácido araquidónico. Éstas frenan la señal de inflamación, modulan la sensación de dolor, regulan la respuesta de nuestro sistema inmune para que deje de destruir tejido y hacen que los procesos de reparación comiencen [1].


Estas lipoxinas no son muy estables, por ello, dentro de este proceso se producen también lipoxinas acetiladas, “aspirin triggered lipoxins” [2], las cuales reciben este nombre en inglés porque este proceso está mediado por ácido salicílico. Éstas suponen una señal más intensa que detiene la inflamación, disminuye el dolor e invita a seguir con las labores de reparación de tejido.


El proceso de reparación y desinflamación del tejido sigue mediado por mas grasas, así a partir de DHA se producen resolvinas de la clase D y maresinas y a partir de EPA se producen resolvinas de clase E [1].

De esta forma se auto-regula el proceso de inflamación para conseguir la resolución de la inflamación y la regeneración del tejido si todo va bien. Esto se conoce como proceso resoleomics.


Pero, ¿Qué puede estar impidiendo que las lesiones se resuelvan correctamente?


En primer lugar, comentar que para que el proceso inflamatorio se resuelva de forma correcta, es necesario que EL PICO MÁXIMO DE PG SE DÉ DE FORMA AGUDA, es decir que aumente mucho su concentración en un periodo de tiempo corto para que el ADN celular lo entienda como una señal de STOP inflamación [1]. Si esto no ocurre así, el proceso de inflamación puede no llegar a resolverse de forma óptima. Esto puede ocurrir así por:


1-Fármacos:

Si se utilizan ciertos fármacos [3] como la cortisona, ésta va a inhibir la activación de la primera enzima, la fosfolipasa A2. Así que si se toma cortisona no se lleva a cabo este proceso. Por lo tanto, no habrá inflamación, pero tampoco reparación.

También el uso de antiinflamatorios no esteroideos como el ibuprofeno, puede hacer que el pico de PG no se alcance de forma aguda, ya que estos bloquean a la enzima ciclooxigenasa, de tal forma que evitan la formación de PG y por lo tanto la señal de dolor percibida es menor, pero por otro lado están inhibiendo el proceso de autorregulación y resolución de la inflamación. Por lo tanto, estos medicamentos solo deberían tomarse solo en caso de que el dolor sea muy fuerte, pero nunca por protocolo ya que pueden impedir que el proceso de inflamación se resuelva de forma óptima.

2-Estrés mantenido en el tiempo:

El estrés mantenido en el tiempo, reduce la capacidad de tener una respuesta inflamatoria aguda, por lo tanto, el pico de PG no subirá de forma aguda y esto a su vez puede condicionar la resolución de los procesos inflamatorios [3].


Por otro lado, la presencia de distintos PROCESOS DE INFLAMACIÓN DE BAJO GRADO también pueden provocar una no resolución de la inflamación, ya que si el sistema inmune se encuentra “ocupado” atendiendo a otros procesos inflamatorios, el ambiente citoquímico a nivel sistémico no va a permitir que el tejido resuelva la inflamación. Por ello, al igual que el resto del organismo, el tejido afectado se mantendrá en un proceso de inflamación de bajo grado que no va a permitir la regeneración de este [3].


Como procesos inflamatorios de bajo grado pueden entenderse enfermedades crónicas (diabetes, obesidad, enfermedades autoinmunes, etc) o la inflamación procedente de los alimentos que consumimos, ya sea porque estos son procesados o alimentos con antinutrientes, o porque número de comidas al día es excesivo o porque existe una disbiosis a nivel intestinal que nos esté sobre activando al sistema inmune.


También hay que destacar que los NUTRIENTES juegan un papel clave en la resolución de la inflamación, ya que como hemos visto, las grasas (ácido araquidónico, DHA y EPA) son clave para que el proceso de inflamación sea agudo y para obtener una buena regeneración del tejido [1]. Por lo tanto, este tipo de grasas deberá estar presente en la dieta. Si no lo están, el tejido que se genere será de mala calidad y desorganizado y podrá derivar a la generación de una fibrosis. Por lo tanto, será necesario consumir carne de animales que han sido criados en libertad que hayan pastado o huevos de gallinas camperas (ácido araquidónico) y pescados y mariscos libres (DHA y EPA).


La HIDRATACIÓN también debe de ser adecuada, ya que para que no haya limitación en el movimiento y cargabilidad de un tejido, este debe de contener una cantidad importante de agua [4].


En resumen, el proceso de inflamación no se resolverá de forma óptima si la inflamación no ocurre de forma aguda o si hay inflamación de bajo grado o si hay mala hidratación o carencia de nutrientes esenciales. Esto nos puede llevar a tener una mala calidad de tejido, lesiones repetitivas y finalmente generar fibrosis del tejido.


Entonces, en lo que a alimentación se refiere ¿Qué estrategias podemos seguir para apoyar a la resolución de la inflamación?


1- Consumir alimentos clave como carnes, huevos, pescados y mariscos de animales criados en libertad (ácido araquidónico, DHA, EPA).

2-Hidratarnos con agua que contenga minerales o con suplementos de agua de mar.

3-Consumir alimentos ricos en vitaminas A y D, necesarias para que el sistema inmune tenga capacidad de respuesta y que esta sea tolerante.

4-Consumir alimentos respetuosos con nuestro tubo digestivo y con nuestra microbiota.

5-Evitar productos y aquellos alimentos que nos pueden generar más inflamación (cereales, lácteos y legumbres)

6-Incluir en la dieta antioxidantes como: tomillo, romero, frutos rojos, etc

7-Dejar descansar al tubo digestivo, realizando un máximo de 3 comidas al día.


Estas pautas casi podrían resumirse en "tranquilidad y buenos alimentos", algo que es muy obvio, pero a la vez, tan complicado a veces de conseguir en la sociedad en la que vivimos…


Y hasta aquí llega este blog, espero que os haya resultado interesante y que os pueda ser útil de alguna manera.


Recordad que este es un blog dedicado a la divulgación y como tal, no es personalizado. Si crees que necesitáis ayuda para conseguir de una vez recuperaros de una lesión, podéis contactar conmigo en www.pnientusmanos.com y yo os ayudaré encantada.


¡Saludos!


REDES SOCIALES:


BIBLIOGRAFÍA

1-Serhan, C. N., & Chiang, N. (2004). Novel endogenous small molecules as the checkpoint controllers in inflammation and resolution: entree for resoleomics. Rheumatic Disease Clinics, 30(1), 69-95.

2-Svensson, C. I., Zattoni, M., & Serhan, C. N. (2007). Lipoxins and aspirin-triggered lipoxin inhibit inflammatory pain processing. The Journal of experimental medicine, 204(2), 245-252.

3- Bosma-den Boer, M. M., van Wetten, M. L., & Pruimboom, L. (2012). Chronic inflammatory diseases are stimulated by current lifestyle: how diet, stress levels and medication prevent our body from recovering. Nutrition & metabolism, 9(1), 32.

4-Elden, H. R. (1964). Hydration of connective tissue and tendon elasticity. Biochimica et Biophysica Acta (BBA)-Specialized Section on Biophysical Subjects, 79(3), 592-599.


 
 
 

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