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Inflamación de bajo grado

  • Foto del escritor: Ana San Martín
    Ana San Martín
  • 21 mar 2021
  • 11 Min. de lectura

Actualizado: 21 mar 2021

Este es un concepto que en los últimos años ha cobrado gran importancia.


Pero:

1- ¿Qué es la inflamación de bajo grado?

2- ¿Qué la puede provocar?

3- ¿Qué pasa si aparece? ¿Qué consecuencias puede tener?

4- Si tengo inflamación de bajo grado… ¿Qué puedo hacer para estar bien?


En este blog vamos a intentar dar respuesta a todas estas preguntas


1- Entonces, ¿Qué es la inflamación de bajo grado?


Es un estado en el que nos encontramos cuando existen uno o varios “focos de inflamación” de forma constante en el cuerpo. En este estado los mensajeros del sistema inmune, las citoquinas, mantienen al sistema inmune en constante alerta, pero no de forma local, sino de forma sistémica o global, es decir en todas las partes del cuerpo (1).


Con este ambiente citoquímico, el sistema inmune se dedicará a seguir creando más inflamación y destrucción, ya que éste interpreta que hay algún problema que debe de ser resuelto por esta vía. En consecuencia, no se llevarán a cabo labores más tolerantes que también desempeña el sistema inmune, como las labores de reparación de tejidos entre otras (1).


Por lo tanto, si los distintos estímulos que provocan inflamación siguen activándose o no se dispone de los nutrientes necesarios para resolver el estado inflamatorio (2) o no se puede desintoxicar adecuadamente (3), el sistema inmune seguirá activo, al principio de forma más aguda e intensa, pero con el paso de los meses o años se llegará a un estado de baja inflamación que nos generará pequeñas molestias y distintos síntomas que permanecerán con nosotros en el tiempo. Por esa razón este estado se llama inflamación de bajo grado.


2- ¿Qué cosas pueden provocar un estado de inflamación de bajo grado?


De forma general, podría decirse que cualquier estímulo que provoque inflamación de forma constante y mantenida a lo largo del tiempo podría llegar a causar este estado. Las causas pueden ser muy variadas. Aquí solo voy a describir algunas de ellas:


a) Alimentación:

- Consumo de productos y de alimentos proinflamatorios

En este sentido, el consumo de productos o de alimentos con compuestos proinflamatorios va a provocar que nuestro cuerpo interprete que hay algo extraño en nuestro tubo digestivo. Ahí se encuentran concentradas el 80% de nuestras células del sistema inmune, por esta razón éste se va a sobre activar provocando un aumento de inflamación y una mayor permeabilidad intestinal para permitir a las células del sistema inmune que salgan al tubo digestivo para ver si todo está correcto o hay que “entrar en modo ataque” (4).

A su vez, este aumento de permeabilidad, va a permitir que pasen al interior del cuerpo ciertas partículas de tamaño grande que no deberían de pasar si no existiera esta permeabilidad intestinal aumentada y en consecuencia, esto va a suponer aún más inflamación por una mayor activación del sistema inmune.


- Número excesivo de comidas al día:

De forma fisiológica y consumiendo alimentos, se produce una pequeña inflamación tras las comidas que realizamos a lo largo del día. Esta inflamación será mayor si consumimos alimentos o productos proinflamatorios. Si seguimos el ritmo de comidas marcado por la industria alimentaria, es decir un mínimo de 5 o 6 veces al día, el cuerpo no va a tener tiempo ni capacidad para resolver estas pequeñas inflamaciones, así que permaneceremos inflamados a lo largo de todo el día.

- Alimentación no adecuada para mantener una microbiota intestinal sana:

Si no nos alimentamos como nos toca hacerlo como especie y tendemos a consumir productos o alimentos proinflamatorios pueden llegar a producirse ciertos desequilibrios en la microbiota intestinal y aparecer disbiosis o sobrecrecimiento de un tipo de microorganismos sobre otros. Esto lo va a detectar el sistema inmune, que una vez más, se va a sobre activar y va a aumentar aún más la permeabilidad intestinal (5).


b) Exceso de tejido graso:

El tejido adiposo no es un tejido dedicado exclusivamente a la reserva energética, sino que también se trata de un órgano endocrino y como tal, es capaz de producir unas sustancias químicas llamadas citoquinas, los mensajeros que le dicen al sistema inmune como debe de actuar. Las citoquinas producidas por el tejido graso son principalmente proinflamatorias, por ello un exceso de tejido graso puede ser una de las causas de un estado de inflamación de bajo grado (6).


c) Falta de movimiento o carencia de tejido muscular

El tejido muscular no es solo un tejido que nos permite movernos, sino que también es un tejido capaz de producir mioquinas con efecto antiinflamatorio. Esto ocurre cuando nos movemos en ayunas, es decir, con el estómago vacío. Por lo tanto, la falta de movimiento en ayunas, podría se uno de los factores que inclinen la balanza hacia un estado de inflamación de bajo grado (7, 8, 9,10)


d) Presencia constante de tóxicos o fármacos:

El hígado además de ser un órgano capaz de llevar a cabo labores de detoxificación, es un órgano que posee la capacidad de hacer que el sistema inmune actúe de manera tolerante o que, por el contrario, promueva la inflamación.

En este sentido, si existe una exposición constante a fármacos o tóxicos, ya sean ambientales, o procedentes de la dieta como café, tabaco, alcohol, pesticidas, antibióticos, micotoxinas, o metales pesados, entre otros, el hígado va a tener que trabajar en exceso para intentar desintoxicar estos compuestos, dejando de lado las labores de detoxificación de compuestos procedentes de nuestro metabolismo, como ciertas hormonas sexuales, neurotransmisores o catecolaminas. Por ello, esta situación de sobre toxicidad constante mantenida en el tiempo podría provocar que el hígado pase de generar una respuesta tolerante a una respuesta proinflamatoria a nivel sistémico y dependiendo de la genética, incluso alguna patología autoinmune (3).


e) Estrés psicosocial mantenido en el tiempo:

Los neurotransmisores que se generan en nuestro cuerpo cuando estamos sometidos a situaciones de estrés de forma continuada en el tiempo, pueden tener un efecto indirecto en la regulación de la inflamación, de tal manera que pueden favorecer que la balanza se incline hacia la inflamación (11).

Por otro lado, la sobre activación del sistema nervioso simpático provocada por estas situaciones de estrés, durante las comidas, puede provocar episodios de hipoclorhidria, es decir, de falta de acidez en el estómago. Si esto ocurre durante un periodo de tiempo largo, podría verse comprometida la absorción de nutrientes indispensables para realizar labores de detoxificación y resolución de inflamación. Además, el cambio de pH a nivel intestinal, también podría generar una disbiosis o sobrecrecimiento bacteriano, con la consiguiente sobreestimulación del sistema inmune y el aumento de permeabilidad intestinal, en definitiva un foco más de inflamación (12,13).


3- ¿Qué pasa si aparece este estado de inflamación de bajo grado? ¿Qué consecuencias puede tener?


Los efectos que este estado puede generar son muy variados y ocurren a distintos niveles. Muchas veces unos son causa de los otros y se crea una especie de círculo vicioso que genera muchos síntomas. Es un tema muy complejo, pero voy a tratar de resumir algunos de estos efectos.


Si se instaura una inflamación de bajo grado, lo que ocurre en el cuerpo es que el ambiente citoquímico, es decir, los “mensajeros del sistema inmune”, informarán a éste de que debe de mantener la inflamación y permanecer “alerta” (1) y que no es lugar ni momento de pararse a realizar otras labores más tolerantes. En consecuencia, estas otras labores quedarán en un segundo plano, pudiendo aparecer lesiones o dolores musculo-esqueléticos en distintos tejidos del cuerpo, ya sea por una mala resolución de procesos inflamatorios locales, o por dolor referido visceral con la hipoxia correspondiente en la articulación relacionada (ver blog anterior).


Desde otro punto de vista, la alerta creada por este ambiente citoquímico inflamatorio a nivel sistémico influye en la manera en la que los “mensajes” enviados por el sistema endocrino son interpretados por los receptores de hormonas de las células o sistemas que los reciben. En este caso los mensajeros del sistema endocrino serán las hormonas y éstas, serán interpretados de manera diferente en la parte del cuerpo que corresponda debido a la inflamación.


Ya que el sistema endocrino influye en múltiples aspectos de nuestro metabolismo, asociadas a estas “distorsiones” en la interpretación de los mensajes, pueden aparecer diferentes disfunciones o patologías, como por ejemplo:

- Procesos de resistencia a la insulina y/o leptina como ocurre cuando aparece la obesidad o la diabetes tipo II.

- Problemas en los distintos ejes endocrinos, el de la reproducción, el adrenal (eje de estrés), en el eje tiroideo, pudiendo aparecer situaciones de hipotiroidismo a nivel periférico, el eje de la prolactina, en el eje de la hormona de crecimiento, etc


No hay que perder de vista que a nivel metabólico un estado de inflamación de bajo grado puede estar implicado en la aparición de distintas patologías como las dislipemias o el síndrome metabólico (14) o incluso participar en la instauración de enfermedades autoinmunes (15).


Por otro lado, no hay que olvidar, que el hígado, nuestra “depuradora central” de residuos puede disminuir mucho su actividad de limpieza si el sistema inmune se encuentra en modo de ataque. Esto ocurre así, porque este órgano, en cierta manera, dirige las labores del sistema inmune. Si el hígado se encuentra activando al sistema inmune, no puede realizar labores de detoxificación como es debido, y esto a su vez, puede ocasionar problemas de detoxificación de nuestras propias hormonas, o de tóxicos propios o exteriores (3). En consecuencia, aparecerán una serie de síntomas inespecíficos como “falsas” alergias, problemas de piel o dolores que no tienen un origen claro. Incluso podrían llegar a aparecer enfermedades autoinmunes.


A nivel psicológico hay múltiples estudios en los que se observa la coexistencia de un estado de inflamación de bajo grado con estados de depresión diagnosticados (16).


Como veis, las consecuencias de mantener en el tiempo un estado de inflamación de bajo grado son muy variadas. Por lo tanto, si resolvemos ese estado inflamatorio, podremos mejorar mucho los síntomas de todas estas disfunciones y patologías.


4- Si tengo inflamación de bajo grado… ¿Qué puedo hacer para estar bien?


En este blog hemos descrito algunas de las causas que pueden provocar este estado, por lo tanto, para lograr entender por qué razones la inflamación está presente en cada persona, habrá que estudiar cada caso y en consecuencia, ponerle remedio, pero a modo de resumen podría decirse que:


- Alimentación:


La alimentación deberá estar basada en alimentos y no productos. Dentro de los alimentos, deberíamos centrarnos en consumir aquellos que no inflamen a nuestro tubo digestivo y que nos ayuden a mantener una microbiota intestinal sana. Es decir, evitar consumir productos, cereales, lácteos y legumbres y optar por una dieta basada en vegetales, hortalizas, tubérculos, frutas, carne, pescado y huevos de calidad, es decir, de animales criados en libertad.

Por otro lado, debería evitarse el consumo de un número excesivo de comidas al día. En este sentido, debería optarse por un ritmo de comidas adaptado a nuestros ritmos fisiológicos, marcados por periodos de movimiento con el estómago vacío y por periodos de consumo de comida y descanso.

Es lo que se conoce actualmente como ayuno intermitente. Aunque este término se ha hecho popular en los últimos años, es lo que hemos venido haciendo como especie hasta la época de la revolución industrial, a partir de la cual la industria alimentaria, por intereses económicos y mediante la publicidad, nos adoctrinó para hacernos creer que necesitamos consumir muchos productos muchas veces al día para estar sanos, aunque no hay ningún tipo de evidencia científica que lo corrobore.

Por lo tanto, en resumen, deberíamos respetar los ritmos fisiológicos del cuerpo y consumir alimentos no inflamatorios que cuiden a nuestra microbiota.


- Exceso de tejido graso, falta de movimiento o carencia de tejido muscular:


Ya hemos visto que el tejido adiposo y el muscular producen citoquinas, el adiposo en su mayoría proinflamatorias, y el muscular cuando se hace ejercicio con el estómago vacío antiinflamatorias.


Tejido adiposo = citoquinas proinflamatorias

Músculo movimiento en ayunas = mioquinas antiinflamatorias


Por lo tanto, cuando hay tejido graso en exceso y poco tejido muscular y/o falta de movimiento puede generarse inflamación de bajo grado, ya que las citoquinas proinflamatorias generadas por el tejido adiposo no son contrarrestadas por las mioquinas antiinflamatorias.


Por lo tanto, para evitar este estado ¿Qué habrá que hacer? Pues mantener una actividad física adecuada para que el tejido muscular produzca mioquinas antiinflamatorias durante el movimiento y también para para mantener un balance adecuado de grasa y tejido muscular.


- Presencia constante de tóxicos o fármacos:


Lo ideal seria evitar en medida de lo posible el consumo de tóxicos como como café, tabaco o alcohol, entre otros.

Por otro lado, para evitar o minimizar el consumo de pesticidas, antibióticos, o metales pesados, podría optase por una alimentación ecológica.

Para evitar el consumo de micotoxinas, lo más efectivo es limitar el consumo de cereales, especialmente de maíz, ya que este suele estar muy contaminado y más aún cuando es de agricultura ecológica.

Con respecto a los fármacos, estos deben de ser utilizados de forma puntual bajo supervisión médica. Si es así, no debe de suponer un problema.

El problema viene cuando regularmente se acude a fármacos para tapar síntomas, como por ejemplo, dolores menstruales, dolores de cabeza, musculares o para poder dormir por las noches, etc. Si atendemos al origen de toda esta serie de síntomas y disfunciones, en la mayor parte de los casos estará implicado un proceso de inflamación de bajo grado. Por lo tanto, en la medida de lo posible y con un tratamiento adecuado, debería de poder prescindirse del uso de estos fármacos si se realiza los cambios en el estilo de vida adecuados para cada persona.


- Estrés psicosocial mantenido en el tiempo:


Ya que está claro que el estrés mantenido en el tiempo es una de las causas que pueden sumar para provocar un estado de inflamación de bajo grado, sería importante identificar y concretar de donde viene ese estrés que la persona sufre. A partir de aquí, sería interesante llevar a cabo un proceso terapéutico que permita al paciente reinterpretar lo que le ocurre y poder tomar una decisión que le libere de dicho estrés.


CONCLUSIONES:


Para concluir decir que el fin último de la inflamación es la reparación de un tejido dañado o la resolución de una amenaza detectada por nuestro sistema inmune. Para ello, esta inflamación debe de ser aguda, es decir debe ocurrir en un periodo de tiempo corto de forma intensa. El problema surge cuando este estado inflamatorio, por distintas razones, se prolonga en el tiempo ya que en este caso se instaurará en nuestro cuerpo una inflamación a nivel sistémico, o inflamación de bajo grado, que podría provocar algunas de las disfunciones comentadas en este blog sobre nuestro organismo y en consecuencia, si estas disfunciones se mantienen en el tiempo provocar alguna enfermedad crónica o autoinmune.


Como mensaje positivo, me gustaría transmitir que siempre está en nuestras manos el elegir hacia donde queremos dirigir nuestra salud. Si tomamos la decisión de salir de este estado de inflamación, podremos hacerlo. Eso sí, hay que entender que del mismo modo que no se llega a este estado inflamatorio de un día para otro, el camino de vuelta a la salud será un proceso más o menos largo, pero con el que poco a poco vamos a comenzar a sentirnos mejor.


Espero que os haya gustado este blog, ¡Nos vemos en el siguiente!


1-Raison, C. L., Capuron, L., & Miller, A. H. (2006). Cytokines sing the blues: inflammation and the pathogenesis of depression. Trends in immunology, 27(1), 24-31.

2-Serhan, C. N., & Chiang, N. (2004). Novel endogenous small molecules as the checkpoint controllers in inflammation and resolution: entree for resoleomics. Rheumatic Disease Clinics, 30(1), 69-95.

3- Crispe, I. N. (2009). The liver as a lymphoid organ. Annual review of immunology, 27, 147-163.

4- Lee, S. H. (2015). Intestinal permeability regulation by tight junction: implication on inflammatory bowel diseases. Intestinal research, 13(1), 11.

5- Fukui, H. (2016). Increased intestinal permeability and decreased barrier function: does it really influence the risk of inflammation?. Inflammatory intestinal diseases, 1(3), 135-145.

6- Fantuzzi, G. (2005) Journal of Allergy and Clinical Immunology, 115(5), 911-919

7-Mathur, N., & Pedersen, B. K. (2008). Exercise as a mean to control low-grade systemic inflammation. Mediators of inflammation, 2008.

8-Pedersen, B. K., & Bruunsgaard, H. (2003). Possible beneficial role of exercise in modulating low‐grade inflammation in the elderly. Scandinavian journal of medicine & science in sports, 13(1), 56-62.

9-Henson, J., Yates, T., Edwardson, C. L., Khunti, K., Talbot, D., Gray, L. J., ... & Davies, M. J. (2013). Sedentary time and markers of chronic low-grade inflammation in a high risk population. PloS one, 8(10), e78350.

10-Wagenmakers, A. J., & Pedersen, B. K. (2006). The anti-inflammatory effect of exercise: its role in diabetes and cardiovascular disease control. Essays in biochemistry, 42, 105-117.

11- Rohleder, N. (2014). Stimulation of systemic low-grade inflammation by psychosocial stress. Psychosomatic medicine, 76(3), 181-189.

12- Fasano, A. (2012). Leaky gut and autoimmune diseases. Clinical reviews in allergy & immunology, 42(1), 71-78.

13- Myers, S. P. (2004). The causes of intestinal dysbiosis: a review. Altern Med Rev, 9(2), 180-197.

14- Chassaing, B., & Gewirtz, A. T. (2014). Gut microbiota, low-grade inflammation, and metabolic syndrome. Toxicologic pathology, 42(1), 49-53.

15- Rönnbäck, C., & Hansson, E. (2019). The importance and control of low-grade inflammation due to damage of cellular barrier systems that may lead to systemic inflammation. Frontiers in neurology, 10, 533.

16- Osimo, E. F., Baxter, L. J., Lewis, G., Jones, P. B., & Khandaker, G. M. (2019). Prevalence of low-grade inflammation in depression: a systematic review and meta-analysis of CRP levels. Psychological medicine, 49(12), 1958-1970.

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