He llegado a donde estoy porque cuando todo era estable en mi vida (trabajo bien remunerado, casa, pareja…) tuve una crisis de ansiedad en el que pensé que me moría. Hacía años que mi cuerpo gritaba lo que yo no me atrevía a nombrar: no era feliz, pero no podía ni siquiera imaginar una vida distinta.

Empecé terapia con mi psicoanalista y me entusiasmé desde la primera sesión: primero por mirar partes de mí que nunca había mirado y segundo porque una persona desconocida me escuchase, respetase, acompañase y entendiese como lo hizo.

Desde entonces deseo compartir y acompañar a otras personas en este camino de autoconocimiento en sus propios procesos.

El psicoanálisis permite hacer consciente el inconsciente, y la formación en constelaciones y mirada sistémica vino después en convicción de la importancia del contexto cultural, social y familiar.

Las últimas formaciones van enfocadas hacia el trabajo a través del cuerpo: el cuerpo es el medio de transporte que nos permite vivir y todo lo que vivimos está grabado en él.

Creo en un acompañamiento desde estos tres lugares: mente, cuerpo y emociones ya que uno no está separado de los otros y aunque sintamos el conflicto solo en una de las partes, están todas unidas e influenciadas por las demás.